lunes, 27 de abril de 2020

¿Qué cuántos años tengo?





¿Qué cuántos años tengo?
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo, ya no podrás!…
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..




¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas… ¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!… ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo,
¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!

José Saramago

Fuente de las imágenes: Google





                

Bendito sea el hombre.




Bendito sea el hombre que llega sin malas intenciones 
y con sinceridad a la vida de una mujer...
Aquel que le brinda seguridad y la hace sentir hermosa, 
sexi, inteligente, que la hace su cómplice de locuras, 
pero sobre todo la hace sentir amada, respetada y deseada...
Bendito sea ese hombre que le brinda más cariño que problemas, 
el que se gana a pulso su confianza 
y es capaz de ayudarle a restaurar sus heridas.





Aquel que no llega con mentiras ni traiciones, 
el que aún sabe ser un caballero y tiene claro 
que el romanticismo no pasa de moda...
El que no llega a hacer llorar y ayuda a limpiar sus lágrimas, 
el que sabe que su relación es una prioridad 
y por ende la resguarda como un tesoro...
Ese varón maduro que no necesita andar conquistando 
cientos de mujeres para disfrazar su baja autoestima, 
porque sabe que un verdadero hombre es capaz de convertir 
a su pareja en su mujer, su amiga y amante...



Aquel que puede ser tan perverso como tierno, 
tan apasionado como cursi, tan loco como cuerdo..
Bendito sea ese hombre y bendita sea la mujer 
que lo valore y le corresponda de la misma manera.

Autor desconocido

Las imágenes no me pertenecen,fuente: Google


jueves, 2 de abril de 2020

Mi madre tenía muchos problemas.




MI MADRE TENÍA MUCHOS PROBLEMAS.

Mi Madre había estado adelgazando 
peligrosamente y estaba deprimiéndose.
Era irritable, gruñona y amargada. 
Hasta que un día, de pronto, 
ella cambió. La situación estaba igual, 
pero ella era distinta.
"Viejita -dijo mi padre- llevo tres meses 
buscando trabajo 
y no he encontrado nada, 
voy a echarme unas cervezas con los amigos."

-Ah, OK.-Contestaba mi madre. 
-Ya encontrarás.

"Mamá -dijo mi hermano- suspendí todas las asignaturas en la facultad."

-Ah, OK. -Respondió mi madre. 
-Ya te recuperarás y si no pues 
repites el semestre. Pero te lo pagas tú.

"Mamá- dijo mi hermana- "Choqué con el coche"

-Ah, OK. -Suspiró mi madre. 
-llévalo al taller, busca como pagar 
y por lo pronto viaja en autobús.

"Nuera -llegó diciendo su suegra, que siempre la fustigaba y encaraba,
 vengo a pasar unos meses con ustedes."

-Ah, OK. -dijo mi madre. 
-Duerme en el sillón y 
coge unas sábanas del armario

Todos se reunieron preocupados al ver estas
 "no reacciones" de mi madre. 
Sospechaban que hubiera ido al médico 
para que le recetara unas pastillas depresivas
Seguramente estaría ingiriendo una sobredosis.

Propusimos hacer una "intervención" 
a mi madre para alejarla de cualquier posible 
adicción que tuviera hacia 
algún medicamento anti-encabritamiento.
Pero cual fue nuestra sorpresa que, 
cuando nos reunimos en torno a ella, explicó:
-Me tomó mucho tiempo darme 
cuenta de que cada quien es 
responsable de su vida. 
-Me tomó años descubrir que mi angustia, 
mi mortificación, mi depresión, mi enfado, 
mi insomnio y mi estrés, 
no sólo NO resolvían sus problemas 
sino que AGRAVABAN los míos. 
YO NO SOY RESPONSABLE DE LAS ACCIONES DE LOS DEMÁS, 
PERO SÍ SOY RESPONSABLE 
DE LAS REACCIONES QUE 
EXPRESE ANTE ESO.
Por lo tanto, llegué a la conclusión 
de que mi deber para conmigo 
misma es mantener 
la calma y dejar que cada quien 
resuelva lo que le corresponde. 
He tomado cursos de yoga, de meditación, de Milagros, de Desarrollo Humano, 
de Higiene Mental y de Programación Neurolingüística... y hay un común denominador: 
QUE YO SÓLO PUEDO TENER INJERENCIA SOBRE MÍ MISMA, 
USTEDES TIENEN TODOS LOS RECURSOS NECESARIOS PARA 
RESOLVER SU PROPIA VIDA.
Yo sólo podré darles mi consejo 
si acaso me lo pidieran 
y de ustedes depende seguirlo o no. 
Así que de hoy en adelante, 
yo dejo de ser el receptáculo de sus responsabilidades, 
el costal de sus culpas, 
la lavandera de sus remordimientos, 
la abogada de sus faltas, 
la depositaria sus deberes o su llanta de refacción para cumplir sus responsabilidades.
Los declaro a todos adultos 
independientes y autosuficientes."

Todos se quedaron mudos.
Ese día la familia comenzó a funcionar mejor.
Porque cuando mamá está bien, todos en la casa sabrán lo que les toca hacer.